El Peugeot 205 Turbo 16 formaba parte de una estrategia de marketing de la marca francesa que, a principio de los años 80 se encontraba en una encrucijada. Su gama de productos estaba anticuada y hacía falta crear uno nuevo y apoyarlo con una imagen dinámica. El coche en cuestión era el 205, y para complementar su lanzamiento, nada mejor que un programa de rallies encargado a Jean Todt, un experimentado copiloto. Todt liquidó el Talbot y reclutó una serie de colaboradores procedentes de la Fórmula 1. Con ellos, y un importante presupuesto, se inició el desarrollo del 205 Turbo 16, que sólo tenía que cumplir dos premisas: parecerse al 205 de serie y ganar carreras.
Qué vamos a leer
Estructura Peugeot 205 Turbo 16
Todt y sus ingenieros apostaron por un chasis compacto, pero muy sofisticado, con una célula central monocasco.
La reglamentación de Grupo B concedía una gran libertad a los ingenieros, y en Peugeot lo aprovecharon para fabricar un coche que sólo se parecía en tamaño y aspecto externo al 205 de serie. Debajo de la carrocería de fibra se escondía el mejor Grupo B de la historia.
El Peugeot 205 Turbo 16 reunió lo mejor de los dos protagonistas del Mundial de 1983, el Lancia 037 y el Audi Quattro. Del italiano tomó su ligereza, su carrocería en plástico y el motor central, y del alemán, el turbocompresor y la tracción en las cuatro ruedas. El resultado fue un coche invencible.
Transmisión Peugeot 205 Turbo 16
Detrás se alojaba el motor situado transversalmente, la caja de cambios y el eje trasero, mientras que en el subchasis delantero se anclaba el eje frontal. Entre ambos ejes, un diferencial viscoso sensible al par modificaba el reparto del mismo hasta un máximo de 34 a 66.
Motor Peugeot 205 Turbo 16
El motor era un 1.8 al que se dotó de una culata de cuatro válvulas por cilindro, una inyección Bosch y un turbocompresor KKK. Con esas modificaciones se logró una potencia superior a los 300 cv. La caja de cambios, manual de cinco relaciones, se tomó del antiguo Citroën SM.
Peugeot 205 T16 en competición
El cóctel debía ser una auténtica bomba y, en efecto, lo fue, pero antes hubo que pulirlo. El debut del 205 T 16 en 1983 en el Rally Mil Pistes fue un desastre. Difícil de manejar. Un tiempo de respuesta del turbo largo y una tracción integral que la marca desconocía, el coche se vio superado por el Citroën Visa 4×4 de Jean-Luc Thérier.
Tras un largo desarrollo, la respuesta del motor se suavizó y los ingenieros comprendieron el modo de empleo de las cuatro ruedas motrices de manera que, cuando el coche debutó en el Rally de Córcega de 1984, se había convertido en un rival que se hacía respetar. Lo que nadie esperaba era que Ari Vatanen ganara el segundo tramo, se pusiera en cabeza y dominara, hasta que una violenta salida de pista acabó con su exhibición. Luego, en el Acrópolis se repitió la historia. Esta vez, sin embargo, fue una rotura lo que acabó con el recital. Sería la última vez. En las tres carreras restantes, el 1.000 Lagos, el San Remo y el RAC de Inglaterra fueron testigos de la superioridad del nuevo coche, y Vatanen se anotó tres triunfos.
En 1985, el equipo se reforzó con Timo Salonen y Bruno Saby. Vatanen ganó en Montecarlo y Suecia, lo que elevó a cinco sus victorias consecutivas, pero en Portugal abandonó. Fue Salonen el que recogió el testigo, ganando luego en el Acrópolis y en Argentina, donde Vatanen sufrió un gravísimo accidente que le mantuvo dos semanas en coma.
Salonen asumió entonces el papel de primer piloto. Con otros dos triunfos en el RAC de Inglaterra y el 1.000 Lagos, dio a la marca el título de Campeona del Mundo.
La llegada de nuevas marcas al Mundial precipitó la puesta en escena del 205 T 16 Evo II. Con el Salonen ya se impuso en el 1.000 Lagos. Las modificaciones afectaban al motor, reforzado y con una potencia superior a los 450 cv.
El año 1986 fue complicado por la oposición de los Lancia Delta S4, pero Peugeot volvió a hacerse con los dos títulos, con el de Pilotos a favor de Juna Kankkunen, fichado para ocupar el puesto de Vatanen.
La supresión del Grupo B dejó a los Peugeot 205 T 16 sin opciones para seguir compitiendo. Desaparecía así, pero sólo a medias, el mejor Grupo B de la historia. Y decimos a medias porque varias unidades fueron cortadas por la mitad. Después de eso se alargaron y mandaron a África para ganar dos París-Dakar y todos los raids en los que tomaron parte.
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